"Llora nomas botijason macanas
que los hombres no lloran
aqui lloramos todos."
Mario Benedetti
Y en aquella ceremonia ontologizante le absorbió paradójicamente todo su ser. Creía que el amor era un dador de vida, pero ella le había arrebatado su ánima y con ésta su ánimo, su sonrisa, su dulce mirada, sus ganas de vivir, el sentido de su existencia. El amor le había exprimido por dentro y desgastado hasta los huesos. ¿Era amor? Un espejismo, una ceguera, por suerte transitoria. Amor no, obsesión. Y ahora ¿cómo escapar de sus armas blancas de mujer?, ¿cómo hacer desaparecer su persecución?, ¿cómo huir sin renunciar a su mundo, a sus logros?, ¿cómo correr sin jugar al escondite?, ¿cómo esconderse sabiendo que ella iba a encontrarle? Lágrimas, llanto infantil del desahogo. No hay respuesta, sólo esperanza de que ella pueda crecer y, por fin, crezca.
Uf, amiga.
ResponderEliminarGracias por hoy. ¡Qué bueno es jugar... donde incluyo el escondite! ¡Cómo me gustan tus alegrías! Aprendes rápido pequeño saltamontes... jeje.
Gracias a ti porque puedo contarte todo lo que llevo dentro. XD
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