miércoles, 31 de diciembre de 2008

Juntando palabras de ADARES


Me enamoré sin permiso,
me enamoré de tus palabras,
del vuelo de papel
y de los romances que
por la luna tropezaban.
Me enamoré
como amante que pierde el norte
dejando huellas que no disimulan.
Me enamoré sin permiso,
pero tampoco me hizo falta.
Me enamoré
de tus disparates del lado izquierdo,
de tu voz a días triste,
de tus letras escritas a lápiz,
de la práctica que sin soltar el asa
hacías con tu idioma la palabra.
Te atreviste a ser palabra
y yo, enamorada, sin riesgos para el futuro
la sangre no sentí talada.
Me enamoré sin permiso,
ya lo dije,
fueron más de cinco días sin mí,
esperanzas sacrificadas después del amanecer
en un reñido patíbulo.
Y la curva que no mira,
y el rumbo que desnortado
se sigue acumulando.
Sí, me enamoré,
lo hice sin permiso,
pero ahora escucho
la última palabra de los árboles,
me dicen que el amor no estuvo,
y sin embargo a mí me suenan
estas mariposas de oír.


Porque a mí también me gusta la idea. Porque "me gusta imaginar a un “ADARES” de bronce sentado en el Corrillo eternamente y a los niños preguntando a su padre quién es ese señor de las barbas... Un sencillo homenaje para quien fue un poeta sencillo y un amable ser humano unido al Corrillo por un verso." Santiago Juanes (La Gaceta Regional, 6 de febrero de 2001)




domingo, 21 de diciembre de 2008

¿El amor es ciego?

¿O es que ve lo que otros no ven?