jueves, 25 de septiembre de 2008

[Escher]


EL ESPEJO

Me instalo frente a ti, miro tus ojos
y vigilo el espacio donde tu voz me busca.
Me estremece el dolor del encuentro imprevisto,
la sed con que te acercas al borde de mi sombra,
el hueco que descubres en la luz de mi espejo.
La soledad me arropa. Sólo en la noche existo.
Y nunca me detengo sobre el mismo minuto
en el que tú te apoyas para seguir llamándome.
Suéñame de otro modo. Sacude el saco triste
del idioma heredado. Cuéntale a las palabras
las historias oscuras que sólo tú conoces;
diles cómo te asusta mi presencia y mi odio,
cuánta muerte te cuesta acariciar mi huida.
A veces, en el centro mismo de tu pregunta,
me reconozco y corro hacia otra oscuridad:
es amargo encontrar al final de un abrazo
mi propio grito erguido y mi propio deseo.
Por eso me divido, me desdoblo y me hundo
en heridas distintas: me da miedo encontrarte.
Tu sonido es el mío. Tu tristeza, tus ropas
saben a mí, y m escuece el recuerdo adherido
al tiempo conciliado, al tiempo único
en que la conjunción habitó nuestras sangres.


Eloy Sánchez Rosillo

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Cuando un hombre llora

"Llora nomas botija
son macanas
que los hombres no lloran
aqui lloramos todos."

Mario Benedetti


Y en aquella ceremonia ontologizante le absorbió paradójicamente todo su ser. Creía que el amor era un dador de vida, pero ella le había arrebatado su ánima y con ésta su ánimo, su sonrisa, su dulce mirada, sus ganas de vivir, el sentido de su existencia. El amor le había exprimido por dentro y desgastado hasta los huesos. ¿Era amor? Un espejismo, una ceguera, por suerte transitoria. Amor no, obsesión. Y ahora ¿cómo escapar de sus armas blancas de mujer?, ¿cómo hacer desaparecer su persecución?, ¿cómo huir sin renunciar a su mundo, a sus logros?, ¿cómo correr sin jugar al escondite?, ¿cómo esconderse sabiendo que ella iba a encontrarle? Lágrimas, llanto infantil del desahogo. No hay respuesta, sólo esperanza de que ella pueda crecer y, por fin, crezca.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Con quien tanto quería




"A quien tanto quería", no. Decías "con quien tanto quería". Decías "con" porque así el querer tenía una connotación significativa que la primera conjunción no consiguía expresar. "Con", porque quería conjugarse para quererse mutuamente, para hablar con su compañero del alma de muchas cosas y por eso a las aladas almas de las rosas del almendro de nata le requería, pero él ya no venía.
"Con" no era más que una teoría, una ilusión de esas que cuando chocan con la realidad se convierten en una vulgar mentira. Con, contigo que tanto quería, contigo que ya nada quiero.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Barbas de mariposas


Ni un solo momento Federico García Lorca había dejado de ver su barba llena de mariposas. Fértil barba ésa del poeta estadounidense Walt Whitman, quien compuso el canto de sí mismo, como hombre, por todos los hombres, por todo lo bello humano que hay que celebrar y cantar y alabar y por todo aquello que nos provoca deleite y nos eleva a la gloria. Canta desde el yo al yo, canta a lo que lleva dentro. Pero no hay en sus poemas asomo de egolatría, porque ese yo que aparece es simbólico, representa a un “nosotros”, pues todos los “yo” somos iguales. Canta incluso a quien no conoce, a quienquiera que sea ese hombre, esa mujer que camina persiguiendo sueños. A qué cantar sino a los sueños y a la persecución que hemos de hacer de ellos...


A TI

Quienquiera que seas, sospecho con temor que caminas por
los senderos de los sueños,
Temo que estas realidades ilusorias se desvanezcan bajo tus
pies y entre tus manos,
Desde ahora tus facciones, alegrías, lenguaje, casa, negocio,
modales, molestias, locuras, traje, se separan
de ti,
Se me aparecen tu alma y tu cuerpo verdaderos,
Se apartan de negocios, comercio, tiendas, trabajo, granja, casa, compra, venta, comer, beber, sufrimiento, muerte.

Quienquiera que seas, pongo sobre ti mis manos para que seas
mi poema,
Te murmuro al oído:
He amado a muchas mujeres y a muchos hombres, pero a
nadie he amado tanto como a ti.

Oh, he sido tardo y mudo,
Debí haberme abierto camino hacia ti hace mucho tiempo,
No debí haber proclamado a nadie sino a ti, no debí haber
cantado a nadie sino a ti.

Lo abandonaré todo y vendré, y cantaré himnos en tu honor,
Nadie te ha comprendido, pero yo te comprendo,
Nadie te ha justificado, y tú no te has justificado tampoco,
No hay nadie que no te haya encontrado imperfecto, sólo yo
no hallo en ti imperfecciones,

No hay nadie que no haya querido esclavizarte, yo soy el
único que no aceptará tu servidumbre,
Yo soy el único que no te impone señor, ni dueño, ni superior,
ni Dios, fuera de los que hay intrínsicamente en ti mismo.

Los pintores han representado sus grupos abigarrados
alrededor de una figura central,
De la cabeza de la figura central se extiende un nimbo de luz
áurea,
Pero yo pinto miríadas de cabezas, y a ninguna le falta su
nimbo de luz áurea,
Que de mis manos, y del cerebro de todo hombre y mujer,
fluye y resplandece eternamente.

¡Oh, yo podría cantar de ti grandezas y glorias!
No te has conocido a ti mismo, tu vida entera sólo ha sido un
sueño interior,
Tus párpados han estado cerrados casi siempre,
Tus actos vuelven a ti para escarnecerte
(Si tu trabajo, tu saber, tus plegarias no vuelven a ti para
escarnecerte, ¿para qué vuelven?),
El escarnio no te pertenece,
Debajo de él y dentro de él te veo en acecho,
Te he seguido hasta donde nadie te ha seguido,
Si el silencio, la mesa de trabajo, la expresión petulante, la
noche, la rutina diaria te ocultan de los demás o de ti
mismo, no te ocultan de mí,
Si el rostro rasurado, el ojo inquieto, la tez impura engañan
a los demás, a mí no me engañan,
Yo aparto el vestido llamativo, la actividad vergonzosa, la
embriaguez, la codicia, la muerte prematura.

No hay don de hombre o de mujer que no se adapte
a ti,
No hay virtud ni belleza en el hombre o en la mujer que no
estén también en ti,
Y ningún placer les espera que no te espere también a ti.

En cuanto a mí, yo no doy nada a nadie sin darte a ti otra
cosa igual,
Yo no canto la gloria de nadie, ni la de Dios, antes de cantar
tu gloria.

¡Quienquiera que seas, reclama lo tuyo a cualquier precio!
Las pompas de Oriente y Occidente son insignificantes
comparadas contigo,
Estas praderas inmensas, estos ríos interminables: tú eres
inmenso e interminable como ellos,
Estos furores, elementos, borrascas, movimientos de la
Naturaleza, agonías de aparente aniquilamiento: eres tú,
hombre o mujer, su soberano o soberana,
Soberano o soberana, por tu propio derecho, eres dueño o
dueña de la Naturaleza, elementos, dolor, pasiones,
aniquilamiento.

Las trabas caen de tus tobillos, encuentras en ti recursos
inagotables,
Viejo o joven, hombre o mujer, grosero, bajo, rechazado por
todos, lo que tú seas te proclama,
A través del nacimiento, vida, muerte, entierro, los medios
abundantes, nada te será escatimado,
A través de cóleras, pérdidas, ambiciones, ignorancia, hastío,
lo que tú eres se abrirá paso.


Walt Whitman