Juan Gelman lleva la poesía “tatuada en los huesos, la ha sufrido en su propia carne”, dijo el ministro de cultura, César Antonio Molina, el pasado año al anunciar a este poeta argentino como el premio Cervantes 2007. En efecto, Gelman, que recibirá el galardón este miércoles, el Día Mundial del Libro, lleva la poesía incrustada en el alma, clavada en el corazón. En él, vida y creación poética se dan la mano, y se afierran la una a la otra formando una alianza inseparable. Dice Gelman: “a este oficio me obligan los dolores ajenos, las lágrimas, los pañuelos saludadores, la primera rosa en medio del otoño o del fuego, los besos del encuentro, los besos del adiós, todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre”. Ser poeta es esto, vivir por y para la poesía, ser uno con ella.

Por eso, la poesía de Gelman y de los literatos de El Pan Duro se acerca a lo cotidiano, busca a través de lo estético gritar los inconformismos, y luchar por cambiar los puntos negros de la historia con una poesía en la que reside la actividad política, social e intelectual. De hecho, el apogeo del grupo se enmarca en una época políticamente convulsa: Mayo francés, Vietnam, Argelia, la Revolución cubana... Estos jóvenes literatos y atrevidos proponían un modo de ser con su poesía y, según Boccanera, utilizaban “un lenguaje más cerca del habla que de la lengua, prosaísmo intencionado, simulación y parodia, elemento lírico con carga anecdótica, jadeo interrumpido por el relampagueo de las imágenes, metáforas trenzadas dentro de los límites de la paradoja”.
El discurso poético de Juan Gelman se caracterizó desde el principio por el radicalismo, por la rebeldía gritada a pleno pulmón, gritada desde sí mismo, participando de ella, hasta el punto de que fue a la cárcel y más tarde al exilio. Siempre quiso desnudar lo sangriento de la dictadura argentina, contra la que ya había luchado colaborando como editor en la revista Crisis y formando parte del grupo revolucionario de los Montoneros. La dictadura se llevó a su hijo y a su nuera, que estaba embarazada. Su experiencia vital y el dolor engastado en ella se han plasmado en algunos de sus poemarios, como Cólera buey, Gotán o Hacia el sur.
toda poesía es hostil al capitalismo
puede volverse seca y dura pero no
porque sea pobre sino
para no contribuir a la riqueza oficial
puede ser su manera de protestar de
volverse flaca ya que hay hambre
amarilla de sed y penosa
de puro dolor que hay puede ser que
en cambio abra los callejones del delirio y las bestias
canten atropellándose vivas de
furia de calor sin destino puede
ser que se niegue a sí misma como otra
manera de vencer a la muerte
así como se llora en los velorios
poetas de hoy
poetas de este tiempo
nos separaron de la grey no sé que será de nosotros
conservadores comunistas apolíticos cuando
suceda lo que sucederá pero
toda poesía es hostil al capitalismo
(Cólera buey)
Según palabras de Julio Cortázar, “acaso lo más admirable en su poesía es su casi impensable ternura allí donde más se justificaría el paroxismo del rechazo y la denuncia, su invocación de tantas sombras desde una voz que sosiega y arrulla, una permanente caricia de palabras sobre tumbas ignotas”.
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