miércoles, 24 de septiembre de 2008

Cuando un hombre llora

"Llora nomas botija
son macanas
que los hombres no lloran
aqui lloramos todos."

Mario Benedetti


Y en aquella ceremonia ontologizante le absorbió paradójicamente todo su ser. Creía que el amor era un dador de vida, pero ella le había arrebatado su ánima y con ésta su ánimo, su sonrisa, su dulce mirada, sus ganas de vivir, el sentido de su existencia. El amor le había exprimido por dentro y desgastado hasta los huesos. ¿Era amor? Un espejismo, una ceguera, por suerte transitoria. Amor no, obsesión. Y ahora ¿cómo escapar de sus armas blancas de mujer?, ¿cómo hacer desaparecer su persecución?, ¿cómo huir sin renunciar a su mundo, a sus logros?, ¿cómo correr sin jugar al escondite?, ¿cómo esconderse sabiendo que ella iba a encontrarle? Lágrimas, llanto infantil del desahogo. No hay respuesta, sólo esperanza de que ella pueda crecer y, por fin, crezca.

2 comentarios:

Verónica dijo...

Uf, amiga.
Gracias por hoy. ¡Qué bueno es jugar... donde incluyo el escondite! ¡Cómo me gustan tus alegrías! Aprendes rápido pequeño saltamontes... jeje.

Media y del mar dijo...

Gracias a ti porque puedo contarte todo lo que llevo dentro. XD