Sed de ti me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta su vida se alza.
Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas……
Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla.
Cómo poder no amarte si he de amarte por eso.
Si ésa es la amarra cómo poder cortarla, cómo.
Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.
Sed de ti, guirnalda atroz y dulce.
Sed de ti que en las noches me muerde como un perro.
Los ojos tienen sed, para qué están tus ojos.
La boca tiene sed, para qué están tus besos.
El alma está incendiada de estas brasas que te aman.
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.
De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed.
Y en ella se aniquila como el agua en el fuego.
Pablo Neruda
"Tengo sed", me oíste decir
con el aliento apenas.
Y me arrullaste
como a un recién nacido,
contra tus pechos,
ávidos de labios míos.
Me diste de beber.
Y luego de saciarme,
te repetí: "tengo sed",
sin aliento apenas.
Me arrullaste esta vez
entre tus muslos
y de nuevo, me diste de beber.
En la fuente de la vida
y de la muerte, te sellé,
con un beso,
mi último suspiro.
Luis Eduardo Aute
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