martes, 12 de agosto de 2008

De clavos

A mí siempre me ha sorprendido el asunto ese de los cuadros. Están colgados durante años, después, sin que pase nada, pero nada de nada, zas, al suelo, se caen. Están ahí, colgados del clavo, nadie les dice nada, pero ellos, en cierto momento, zas, se caen al suelo, como piedras. En el silencio más absoluto, con todo inmóvil a su alrededor, ni tan siquiera una mosca que se mueva, y ellos, zas. No hay una causa. ¿Por qué precisamente en ese instante? No se sabe. Zas. ¿Qué es lo que le ocurre a un clavo para que decida que ya no puede más? ¿Tiene él también un alma, el pobrecillo? ¿Toma decisiones? Habló largamente sobre el tema con el cuadro, estaban indecisos sobre cómo actuar, hablaban de ello todas las noches, desde hacía años, después decidieron una fecha, una hora, un minuto, un instante, ya está, zas. O los dos lo sabían ya desde un buen principio, ya estaba todo preparado, mira, yo me largo dentro de siete años, por mí está bien, de acuerdo, pues entonces quedamos para el trece de mayo, vale, hacia las seis, pongamos las seis menos cuarto, de acuerdo, pues buenas noches, hasta entonces. Siete años después, un trece de mayo, a las seis menos cuarto: zas. No hay quien lo entienda. Es una de esas cosas que es mejor no pensarlas, porque si no puedes acabar volviéndote loco. Cuando se cae un cuadro. Cuando despiertas una mañana y ya no la amas. Cuando abres el periódico y lees que ha estallado la guerra. Cuando ves un tren y piensas tengo que largarme de aquí. Cuando te miras en el espejo y te das cuenta de que eres viejo. Cuando, en mitad del océano, Novecento levantó la mirada de su plato y me dijo: “En Nueva York, dentro de tres días, bajaré de este barco”. Me quedé de piedra. Zas. (...)
“Tengo que ver algo allí abajo”, me dijo
“¿Qué?” No quería decir qué, y resulta comprensible porque, cuando al final lo dijo, lo que dijo fue:
“El mar”
“¿El mar?”
“El mar”
“Hace treinta y dos años que estás viendo el mar, Novecento”
“Desde aquí. Yo quiero verlo desde allí. No es lo mismo”

Novecento (Alessandro Baricco)


3 comentarios:

Verónica dijo...

Dice Baricco en Oceano Mare:

"Pensaba all'attimo in cui si sarebbe voltata, d'improvviso, e negli occhi avrebbe ricevuto il mare. Ci pensò per settimane. E poi capì. Non era difficile, in fondo. Era incredibile non averci pensato prima.
- Come arriveremo al mare?
- Sarà lui que verrà a prendervi."

Del otro lado... del lado de allá. Hay que ir del lado de allá para poder contar la historia del lado de acá o desde otros lados.
El océano del otro lado, o el Mediterráneo del otro lado; pero siempre del otro lado.
¡Zas!

Es un texto para no olvidar.

Anónimo dijo...

Veroooo, al final leíste Novecento? Creo habertelo recomendado yo, que me lo regalaron por mi cumpleaños... de ser así, me alegraría un montón que hubieses seguido mi recomendación... y por haberle dedicado una entrada en tu blog, yo creo que te gustó, jejeje.
Ahora estoy leyendo Brida, de Coelho.

Muakssss

Media y del mar dijo...

Qué ilusión encontrarte por aquí!!!! XDDD
Pues sí, lo leí porque me lo recomendaste tú y porque desde Océano mar, Baricco se ha convertido en uno de mis autores favoritos. ´
Leí también Seda, pero sin duda el mejor es el que ambas leímos primero ;)
Tengo muchas ganas de verte! Te echo de menos.
Besossssss